McKay es un artista contemporáneo figurativo que las obras de vibrante empate de su esencia de bares llenos de humo, los cantantes de jazz sensual, parejas románticas, los cafés europeos y recuerdos de la infancia. Su trabajo es sobre la imaginación infantil el amor y la música. Liz McKay ha expuesto pinturas en las capitales de la mayoría de los australianos, Nueva York, Los Ángeles, Singapur y Nueva Zelanda. Nacido en 1974 en Tasmania, Liz pasó muchos años en Hobart antes de mudarse a Perth, Londres y Sydney. Después de recibir una licenciatura en diseño en el oeste de Australia, también estudió la tradición y la película de animación en 3D, y la escritura de guiones. Se le concedió una beca del gobierno para una animación en 3D estereoscópico, que fue proyectada en el cine Lumiere en Perth y se coloca segundo en el concurso de toda Australia para "Loud" con una animación en plastilina stop-motion. Liz ha sido el dibujo y la pintura casi toda su vida, pero sólo en los últimos dos años comenzó a exponer sus obras. Con una abrumadora respuesta a la muestra inicial, que ahora se exhiben en galerías en la mayoría de las principales ciudades de Australia y de Nueva York, EE.UU.. Su trabajo ha recibido reconocimiento internacional, y ha sido publicado en la revista Casa en Alemania, y varias publicaciones impresas y en línea en Australia y en Nueva York. Pinturas Liz McKay se encuentran en colecciones de todo el mundo.
Pablo Solari por Adrian G Basualdo Un largo y solitario camino La mirada clara de Pablo Solari custodia el paisaje raigal del barrio porteño de Flores, donde nació en abril de 1953. Un lugar de avenidas transitadas, como aquella Juan Bautista Alberdi en la que medio siglo atrás estuviera su casa natal, o la San Pedrito en la que hoy tiene el taller que comparte con "Monchi", el gato blanco que pasea con gracia por entre colores y pinceles, pero también de calles recoletas, de adoquines adecuados para el fútbol entre amigos y la lectura compartida de los libros de aventuras de la colección Robin Hood. Una infancia con eje en la vida familiar, donde la presencia de Italia se materializaba en padres y abuelos inmigrantes recientes, originarios de la Toscana, que se resistían a dejar su lengua y sus costumbres, sus canciones y el sobrevuelo de las melodías de Puccini y de Verdi cuyos ecos aun tienen vigencia en las mañanas frescas de este invierno de 2003. L
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