"Yo a menudo tienen dificultades para decidir sobre un tema.
me alboroto sobre la puesta en marcha.
medito sobre los colores y la iluminación de los objetos.
pongo mi paleta de pintura (por lo general los colores básicos de los viejos maestros).
Me siento en mi silla.
El resto lo dejo a un poder superior.
Siempre parece que no hay manera de la pintura se verá la forma en que anticipa la hora de aplicar las pinceladas en primer lugar. A continuación, ya sea se convierte en mágico y la pintura cobra vida hermosa de su propia o se convierte en una "lección de vida".
Todavía estoy aprendiendo a aceptar cualquier resultado!
- JA Baker "
Pablo Solari por Adrian G Basualdo Un largo y solitario camino La mirada clara de Pablo Solari custodia el paisaje raigal del barrio porteño de Flores, donde nació en abril de 1953. Un lugar de avenidas transitadas, como aquella Juan Bautista Alberdi en la que medio siglo atrás estuviera su casa natal, o la San Pedrito en la que hoy tiene el taller que comparte con "Monchi", el gato blanco que pasea con gracia por entre colores y pinceles, pero también de calles recoletas, de adoquines adecuados para el fútbol entre amigos y la lectura compartida de los libros de aventuras de la colección Robin Hood. Una infancia con eje en la vida familiar, donde la presencia de Italia se materializaba en padres y abuelos inmigrantes recientes, originarios de la Toscana, que se resistían a dejar su lengua y sus costumbres, sus canciones y el sobrevuelo de las melodías de Puccini y de Verdi cuyos ecos aun tienen vigencia en las mañanas frescas de este invierno de 2003. L
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