Nacido en Nantes Francia el 10 de octubre de 1882, Barbier tenía 29 años cuando montó su primera exposición en 1911 y posteriormente fue arrastrado a la vanguardia de su profesión con las comisiones para el diseño de teatro y trajes de ballet, para ilustrar libros, y para producir alta costura ilustraciones de moda. Para los próximos 20 años Barbier llevó a un grupo de la Escuela de Bellas Artes, que fueron llamados por la revista Vogue como "Los Caballeros de la pulsera" - un tributo a sus gestos de moda y extravagante y estilo de vestir. Se incluyen en este círculo de la élite fueron Bernard Boutet de Monvel, Pierre Brissaud, Pablo Iribe, Lepape Georges y Charles Martin. Durante su carrera Barbier también se dedicó a la joyería, vidrio y diseño de papel tapiz, escribió ensayos y numerosos artículos de la prestigiosa Gazette du Bon Ton. A mediados de la década de 1920 trabajó con Erte para diseñar decorados y el vestuario para el Folies Bergère y en 1929 escribió la introducción para la aclamada exposición de Erté y alcanzó el renombre de corriente a través de sus apariciones regulares en la revista L'Illustation. Lamentablemente Barbier falleció en 1932, en el pináculo de su éxito.
Pablo Solari por Adrian G Basualdo Un largo y solitario camino La mirada clara de Pablo Solari custodia el paisaje raigal del barrio porteño de Flores, donde nació en abril de 1953. Un lugar de avenidas transitadas, como aquella Juan Bautista Alberdi en la que medio siglo atrás estuviera su casa natal, o la San Pedrito en la que hoy tiene el taller que comparte con "Monchi", el gato blanco que pasea con gracia por entre colores y pinceles, pero también de calles recoletas, de adoquines adecuados para el fútbol entre amigos y la lectura compartida de los libros de aventuras de la colección Robin Hood. Una infancia con eje en la vida familiar, donde la presencia de Italia se materializaba en padres y abuelos inmigrantes recientes, originarios de la Toscana, que se resistían a dejar su lengua y sus costumbres, sus canciones y el sobrevuelo de las melodías de Puccini y de Verdi cuyos ecos aun tienen vigencia en las mañanas frescas de este invierno de 2003. L
Comentarios
Publicar un comentario